Archive for the 'Relatos' Category

Turistas enemigos

La primera vez que estuve en Tepoztlán, México —a 90 km del Distrito Federal— escuché a un vendedor callejero de tortas refiriéndose a un deslave de la montaña que había interrumpido el camino hacia donde veneran a Tepoztécatl (dios del pulque y los conejos). Decía que la montaña se derrumba y corta el camino porque ese dios se enoja con los turistas ante «su falta de humildad».

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Sierra de las Quijadas | San Luis

Desde la ciudad de San Luis se toma la ruta 147 (que va a San Juan) y a 120km. altura Hualtaran, se desvía hacia la izquierda.

Casi al iniciar ese camino se encuentra la entrada y las Oficinas donde se da todo tipo de información y se abona la entrada correspondiente.

 

Relatos: Esther Rodriguez / Mar del Plata

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Roque Menaglio. Artista Boquense

Roque Menaglio.

Nació en la ciudad de Buenos Aires, en el Barrio de la Boca, en el Año 1927.
En 1945 comenzó sus estudios de dibujo en la agrupación Impulso con el maestro Fortunato Lacámera y posteriormente con Marcos Tiglio. También hizo grabado con A. de Vicenzo. Su formación de pintor y grabador se desarrolla en forma autodidacta.
Desde 1963 ha realizado 40 muestras individuales. En 1991 recibió una mención en el SAAP (Salón de Otoño), el Primer Premio Salón de Lanús y el Primer Premio Salón Federal Bancario.
Obras suyas figuran en varios museos del país y en colecciones privadas de Argentina, Chile, Uruguay, Brasil y Estados Unidos.

Don Roque en su atelier en la Boca (Jul/2008)

Don Roque en su atelier en la Boca (Jul/2008)

Pinturas Rupestres en la estancia La María – Santa Cruz

Estancia La Maria- Santa Cruz (viaje que realizara con mi amiga, Chony, nacida en Puerto San Julián)

El jueves 10 de marzo de 2005, a las 7 de la mañana partimos desde Puerto San Julian, son 150 km. de ripio hasta llegar a la estancia por la ruta que llega a Gregores.(70Km. por ruta Pcial. Nº 77, 69 Km. por ruta Pcial. Nº 25) Un amanecer de aquellos, con frío pero por suerte poco viento.

Recorrer la ruta que se adentra en la meseta patagónica con su vegetación característica, su soledad, su inmensidad, tiene una magia especial….

A mitad de camino nos encontramos con un parador, Hotel Bella Vista, a cargo de Alejandro Marincovich que muy amablemente nos atiende y nos convida con un café. Es la parada obligada de todo lugareño y/o conocedor, dicen que hacerlo trae buena suerte. Tiene de todo, típico almacén de ramos generales, con muchos cuadros con láminas de Molina Campos y un sin número de elementos antiguos y de campo.

Seguimos camino y a unos km. tomamos la ruta hacia La María, un poco más adelante pinchamos una cubierta, por suerte Diego, quien conducía la camioneta era muy prudente y ni siquiera coleó. Nos dijo al salir » soy muy respetuoso del ripio» y la verdad que si, viajamos re tranquilas. Allí aprovechamos a caminar un poco, pudiendo apreciar de cerca matas características como el molle, coirón, mata negra…

A las 10 y 30 llegamos a la estancia. La misma se encuentra en medio de un paisaje con profundos cañadones, mesetas, afloramientos rocosos de varios colores. Un paisaje alucinante.

Habíamos decidido volver en el día pues quedarnos nos resultaba muy oneroso, ya que a pesar que hacía más de un mes que habíamos avisado, no hubo más interesados en realizar la excursión en esos días. Por tal motivo decidimos hacer la visita guiada pero la mitad, 3 horas aproximadamente.

La estancia está enclavada en un valle, rodeado de cerros, es un oasis en medio de la estepa, mucho verde, álamos rodeándola, jardines con muchas flores, quinta…

Nos recibieron Josefina (Pepa) Ortola y Fernando Berhn sus propietarios. Salimos con Pepa hacia las cuevas, para no tardar tanto pues el recorrido se hace todo caminando, nos llevaron en la camioneta por un sendero hasta casi los cañadones. Allí comenzó una caminata entre matorrales, visualizando varios picaderos, hasta llegar a la primer cueva, en total hay 84, no creíamos encontrar lo que vimos. Un viaje al pasado, increíble. Testimonio de expresiones rupestres que revelan una antigüedad de 12.600. de años ( Cultura Casapedrense). ¡Asombrarnos fue poco! ¡Emocionarnos también!

Manos, figuras humanas, animales, figuras geométricas… donde aparecen amarillos, rojos, negros, ocres, violáceos, blancos, grises, azulados, …

Manos en negativo y positivo, escenas con guanacos, hombres en círculos, espirales, ruedas dentadas, en fin, toda una gama increíble de figuras testimonio elocuente de generaciones pasadas.

Las cuevas y aleros se suceden una tras otra, en esta parte no estaban las 84 pero vimos muchísimas, hasta llegar a una muy grande que la llaman anfiteatro. Increíble, un lugar único, donde uno se emociona hasta las lágrimas.

Retomamos el regreso, caminando por el lecho de un arroyo que se forma cuando llueve, muchas piedras, arenisca, arbustos, colores increíbles.

Diego nos estaba esperando para llevarnos hasta el casco.

Hora de comer algo, habíamos llevado unos sándwich, pero además nos convidaron con cordero asado al horno muy rico con ensalada de tomates. Recorrimos la quinta, el jardín, los sitios aledaños al casco.

A las 15,30 partimos. Esta vez tuvimos la suerte de ver en el camino, guanacos, avestruces, y las infaltables ovejas. Todos disparaban raudamente al sentir la camioneta asi que no fue fácil sacarles fotos pero igual logré algunas.

Una particularidad en el camino hay guardaganados cada tanto, en ellos colgados como trofeos pumas disecados por la acción del tiempo. Nos contaba Diego que los ponen allí, una vez muertos, como diciendo hay uno menos para matar nuestro ganado…

Pasamos nuevamente por Bella Vista, paramos, ni una gota de viento parecía una tarde de pleno verano, tomamos un café y seguimos camino para llegar a San Julián cerca de las 19 horas.

Fue llegar al hotel y descansar, había sido un día con mucha adrenalina.

Esther Rodriguez

Mar del Plata

Argentina

Galer�a de Fotos de Esther Rodriguez

Rocas y Minerales

Siempre me apasionó la gente apasionada. Será porque los considero unos románticos, enamorados de cosas complejas que en sus manos adquieren simpleza.

Tal es el caso de Omar Peña Rosich, de profesión ingeniero y de pasión por los minerales. Omar tiene un museo permanente de rocas y minerales cerquita de la ruta 40, a una cuadra del supermercado el Chaqueño, en el Hoyo, Chubut.

Fuimos por unos minutos y nos quedamos un buen rato, dejándonos ilustrar por su sabiduría. Su mujer, Luchy Kaist, comparte esta pasión y complementa la visita guiada al pequeño local que no le queda centímetro libre.

Sin andan por El Hoyo, es una visita obligada.

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